Mercado semanal de Ribadesella.
Cada miércoles el mercado de Ribadesella abre sus puertas al público.
Mercados efímeros a pie de calle. Abren siempre. Las cuatro estaciones, con frío o al calor, con sol o con orbayu.
Los paisanos y paisanas acuden de sus aldeas a la Villa a comprar, «bajan a la plaza» dicho de una manera más popular. No sólo acuden a comprar también a charlar, a encontrarse con amigos o familiares, a tomar un café o sidra, a cambiar de aires, en definitiva a vivir. Antaño y aún hoy algunos de ellos bajan a ofrecer los frutos de su huerta.
Por otro lado los mercaderes no fallan a la cita. Recorren las Villas del Oriente con la mercancía a su espalda, ofreciendo sus productos con la esperanza de una buena venta.
Dependiendo de la época son castañas o higos, son nueces o manzanas, son camisetas o chamarras. Siempre hay queso y pan.
Una vuelta por la Villa para encontrar:
- Productos caseros o envasados.
- Negritos, verdinas y fabes.
- Miel, todos los quesos de Asturias, sidra de casa y sidra dulce cuando toca, “castañes”, nueces o avellanes.
- Frutos secos y frutas frescas.
- Embutidos de ciervo, cerdo o jabalí. Choscos de Tineo, lacón, boronas y compango.
- Útiles necesarios, cosas inútiles. Ropa de moda o no tanto. Zapatos, zapatillas y madreñas.
- Todo se vende. También flores, plantas y hierbas o remedios.
- Panes de escanda, de trigo o de cebada. Bizcochos muy caseros. Dulces de la zona.
- Repollo, berzas, patatas, ajos y cebollas recién sacados de la huerta. Naturales, sin química.
- Huevos de los «de verdad».
- Aldabas, cerraduras, campanas y cencerros oxidados.
- Cuadros velados, fotografías antiguas, esculturas imposibles e impensables.
- Juguetes antiguos y modernos.
- Muebles, aperos de labranza, y otras herramientas variopintas.
Tradiciones y costumbres populares que se remontan a tiempos inmemoriales, que dotan de carácter a nuestra tierra.